Consejos para que mi hijo deje de mojar la cama

Se estima que en torno a un millón de niños españoles se orina en la cama por las noches. El trastorno se denomina enuresis infantil nocturna y sus causas son dispares. La prevalencia de este desarreglo varía en función de los criterios que se tomen como referencia para diagnosticarlo. Según la Asociación Española de Pediatría en Atención Primaria, lo padecen entre el 10 y el 13 por ciento de los niños y niñas de 6 años y entre el 6 y el 8 por ciento de los que tienen 10 años. Son porcentajes nada despreciables, que merecen una reflexión. Aquí te damos las claves para que los peques dejen de lado este problema cuando se ponen el pijama.

Mi niño moja la cama

¿Por qué mi hijo se hace pis en la cama?

El control de los esfínteres y de la micción es un proceso natural, que va desarrollándose a medida que los niños y niñas crecen y aprenden. Dicha evolución madura a partir de los 15 meses y hasta los 18, aproximadamente. Desde ese momento, los “peques” ya saben orinar por su cuenta o se hallan en fase de aprendizaje. En torno a los 4 ó 5 años están en condiciones de controlar sus necesidades fisiológicas.

Sin embargo, existen casos en los que, llegado ese momento de los 5 años, el pequeño o la pequeña sigue sin aprender a controlar la micción, tras muchos intentos por parte de sus progenitores. Sábanas y pijamas mojados, llantos, pesadillas y padres preocupados son elementos usuales cuando existe enuresis nocturna en algún miembro menudo de la familia. No hay que obviar una cuestión trascendental: mojar la cama puede implicar en el menor depresión, timidez, vergüenza y autoestima baja. Hay que tratar de manejar la situación con paciencia y mucha comprensión. Las riñas están de más y pueden empeorar sustancialmente las cosas.

Causas de enuresis nocturna

  • Vejiga pequeña. Este problema es fácilmente detectable. Basta con analizar la frecuencia de visitas al baño durante el día. Otra circunstancia que puede ocurrir es que el niño o la niña produzca, por la noche, una cantidad de orina excesiva para la capacidad de su vejiga. Tengamos en cuenta que algunos “peques” duermen profundamente y no llegan a despertarse cuando precisan ir al cuarto de baño.
  • Genética. Si alguno de los padres padeció este trastorno, los hijos tienen un 30 por ciento más de posibilidades de desarrollarlo.
  • Razones emocionales. Los motivos psicológicos se hallan detrás de muchos casos de enuresis. Problemas en el colegio, pérdida de seres queridos, llegada de nuevos hermanos, estrés emocional o separación de los padres son algunos de los más comunes.
  • Proceso de aprendizaje inadecuado. Si a los niños no se les enseña eficazmente a utilizar el baño, es probable que terminen sufriendo enuresis. Iniciar de forma precoz el aprendizaje de control de la micción, aunque parezca paradójico, puede convertirse en detonante del problema, al igual que un inicio tardío.
  • Diabetes infantil u otros problemas de salud. La aparición de esta enfermedad puede ir acompañada de enuresis diurna o nocturna. Cuando la razón de mojar la cama se halla en una patología de fondo, nos hallamos ante una enuresis orgánica.
  • Retrasos en la maduración del sistema nervioso. Un 30 por ciento de los niños que padecen el desarreglo sufren también algún tipo de retraso en el sistema nervioso (lenguaje, alteraciones motoras etc.).

La enuresis puede frustrar al niño

Conviene saber que en el 90 por ciento de los casos, la enuresis tiene un origen multifactorial y puede deberse a falta de maduración del sistema nervioso y de las vías implicadas en el control de los esfínteres. De cualquier manera, la mayor parte de las veces el desarreglo es cuestión de tiempo y cura espontáneamente. No obstante, no son raras las enuresis secundarias (aparecen nuevamente, tras períodos en los que el niño no moja la cama).

¿Cómo ayudar a mi hijo para que no moje la cama?

Las consecuencias psicológicas de la enuresis pueden ser devastadoras para los pequeños. Sentimientos de culpa, frustración y ansiedad no son raros en estos casos. Además, los niños que sufren este problema llegan a dejar ciertas actividades sociales, con las repercusiones negativas para el desarrollo de la personalidad que de este hecho se derivan.

Resulta fundamental no culpar a los pequeños del problema. Es necesario darles confianza y el tiempo que precisen para controlar los esfínteres. Se aconseja a los padres no ir al médico inmediatamente y cuando solo ha ocurrido una o dos veces, es mejor retrasarlo hasta que el desarreglo se produzca reiteradamente. Es probable que cese espontáneamente antes de pedir ayuda profesional.

El biofeedback es una terapia, que sirve para enseñar a los “peques” a relajar y contraer los músculos del suelo pélvico. Es un método no invasivo, que ofrece resultados satisfactorios en un porcentaje elevado de los casos.

El refuerzo positivo es absolutamente recomendable. Se trata de felicitar al niño por las noches secas y ofrecerle algún tipo de recompensa por su logro.

El refuerzo positivo ayudará al niño

Existen en el mercado alarmas para enuresis, que han demostrado ser muy eficaces. Un pitido despierta al niño o a la niña al detectar la humedad.

Cuando las razones son de tipo emocional, lo adecuado es dirigirse a un psicólogo infantil. Este profesional se encargará de ofrecer la solución más adecuada (técnicas de desensibilización, juegos de expresión etc.). El objetivo es eliminar los miedos o temores que actúan como desencadenantes del trastorno.

Otros útiles instrumentos que contribuyen a evitar que los chicos mojen las sábanas son los calendarios miccionales. Son recomendables para entrenar a la vejiga.

Por su parte, los fármacos prescritos para la enuresis hacen más lenta la producción de orina.

En resumen, el desajuste de la enuresis infantil precisa dosis infinitas de comprensión y cariño hacia nuestros pequeños, sin por ello dejar de vigilar la evolución del problema. Consultar al médico y al psicólogo deberían ser los siguientes pasos a seguir, a la hora eliminar el trastorno y evitar posibles consecuencias psicológicas.

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