Enseñar responsabilidades a nuestros hijos

Una de las enseñanzas más importantes en la crianza de los hijos es que aprendan a ser responsables de sus acciones. Los niños responsables se tomarán en serio su educación y los deberes del cole, y todas las actividades en las que se involucren. Este sentido de la responsabilidad solo puede desarrollar si los padres se involucran y se aseguran de que sus hijos asuman las consecuencias de sus actos, tanto si son buenas como si son malas. La pregunta es: ¿cómo se hace esto?

El desarrollo de responsabilidades en los niños puede comenzar desde los tres años, o incluso antes. La clave es saber adaptar las consecuencias a la edad del niño y la situación.

Enseñarles a los niños a cuidarse a sí mismos es un buen comienzo. Recordarles que tienen que cepillarse los dientes, lavarse las manos antes y después de ir al baño, peinarse, etc. Enseñarles la importancia de la higiene a una edad temprana, además, solo les beneficiará en su día a día, especialmente en su vida adulta.

A medida que los niños crecen, los padres pueden ir incrementando las responsabilidades. Por ejemplo, ponerles tareas específicas como limpiar la habitación, recoger el plato después de comer, recoger sus juguetes después de jugar, etc. Participar en estas tareas dará a los niños un sentido de pertenencia a la familia y aprenderán lo que implica vivir en una comunidad y mantener una casa limpia. Además, para ellos será un reto y disfrutarán con el hecho de ser útiles para sus padres.

Las tareas y actividades son importantes también porque enseñarán a los niños a tomar decisiones; a medida que se acostumbren a hacerlo, acabarán las tareas más rápida y eficientemente. Estos procesos mentales ayudarán a tus hijos a organizarse y aprender a responsabilizarse en serio.

A medida que los niños crecen, las actividades deben aumentar. No es recomendable utilizar la paga como soborno para que hagan las tareas; se tienen que enmarcar siempre como parte del compromiso familiar, como una responsabilidad que se le asigna al niño para poder formar parte de una estructura social beneficiosa como es la familia. La idea es que los niños aprendan que tienen que hacer un buen trabajo (dentro de sus posibilidades físicas, mentales y emocionales) independientemente de si van a recibir recompensa o no.

A los niños un poco más mayores, se les puede enseñar a fregar los platos, barrer, pasar el aspirador, y por supuesto, deben entender que tienen que hacer los deberes cada día. Para este cometido, es recomendable limitar las horas de televisión o videojuegos que consumen al día.

Si los hijos aprenden el valor de responsabilizarse de lo que les corresponde, crecerán como personas responsables, lo que les ayudará durante su periodo en el instituto, y naturalmente en el mercado laboral. Es importante que los padres sepan comunicarse con los hijos para asegurarse de que todo va bien, y son capaces de asumir las responsabilidades impuestas. Además, de esta manera podrán detectar si los hijos adquieren algún mal hábito o faceta negativa que les pueda perjudicar de cara a la sociedad.

Deja un comentario